lunes, enero 02, 2012

Curso de Fotografía Básica


Curso de Fotografía Básica Digital

Dirigido a público en general y aficionados a la Fotografía.

Temario:

Historia de la fotografía (Inicios).
La fotografía en el Perú.
La cámara fotográfica y tipos de cámara.
La cámara digital y su funcionamiento.
El lenguaje Visual (planos, ángulos, composición etc.)
Géneros Fotográficos.
Portafolio
Trabajo de Campo

Único requisito tener una cámara compacta como mínimo.

Grupos de 8 a 12 personas. Inicia Juves 5 de Enero de 9 - 12 pm.

Se entregarán certificados de participación

Informes y matrículas

Av. Del Ejército 1000 2° Piso Telf. 244005 Mov. 950933642

martes, agosto 02, 2011

¡No hay hombres!

imagen de Toni Villaró en Flickr


Es la sentencia que vengo escuchando desde hace unos años, posiblemente tres, o es posible que haya estado flotando desde siempre en la década de los treinta y me refiero a la edad.

Nunca le habia prestado atención, pero desde que cumplí treinta y conforme sigo sumando años, me doy cuenta que cada vez valgo menos y que hay una vasta legión de mujeres que acentuan su disconformidad contra el hombre, el sexo masculino en general. Es la década en que la mujer crucifica, sataniza, ridiculiza y sansiona toda forma de conducta masculina. No obstante suspira, anhela, desea, espera, hace brujeria, baños de florecimiento y ruega en silencio que su principe azul, más real que el principe encantador, llegue a su vida.

Lo desea tanto que al mismo tiempo lo aleja y espanta. Y es que una mujer en los treinta es tan peligrosa y altiva que mira con desdén a cualquiera que ose pretender un acercamiento romántico en buenos términos. Es la edad en que no creen en cuentos, creen en hechos y cuentas, en números bancarios, en billeteras con efectivo, en solvencia social y moral.

La balla es muy alta y si la llegas a pasar, recurren a las amigas de toda la vida, sesionan en privado y hacen escarnio del posible candidato, lo desmenuzan mejor que hilachas para el ají de gallina. La consulta popular se hace esperar, y el candidato que desconoce el minucioso estudio que hacen de él, espera sin saber la gran respuesta.

Éste proceso ha durado con seguridad varios meses. Pocos lograrán hacerse de una relación que promete y muchos, la gran mayoría no habremos pasado del flirteo de una noche.
Para bien o para mal, tal como me lo dijo mi hermana que recorre los treinta. Para los hombres que como yo, que ya tengo una hija y soy separado hace muchos años, es muy cómodo tener relaciones etéreas y el sentido de compromiso no está considerado en lo absoluto. Nadie se quiere comprometer. Me dice ella, que aún es soltera.

La mujer en los treinta, sin hijos de por medio, son un bocado apetitoso, es, a mi juicio, la edad perfecta para sentar cabeza, han alcanzado la madurez física y la experiencia sexual que les permitirá dominar cualquier relación que se les presente, sumado a esto está la experiencia laboral acumulada y la independencia económica que contribuye a su fortalecimiento. Una mujer en los treinta es, sencillamente, un reto de valientes.

Pero ¿por qué nos odian tanto? Hagamos un recuento de lo que No hemos hecho por ellas.
No les dijimos que teníamos un compromiso paralelo? es posible.
Que trabajamos mucho todo el día y se nos pasó llamarla. Es un hecho.
Acaso no recordamos la fecha de aniversario? Palabras mayores.
Pero lo más importante, no les dijimos de lo bien que nos hacía su presencia, ni de la falta que nos hacen ahora. Nos olvidamos de sonreirles, de escucharlas, de sorprenderlas con un detalle, de compartir nuestros planes y sobre todo pasamos por alto sus sugerencias, como si no valieran nada.

Hoy por hoy, hemos contribuido a que ellas afirmen a viva voz que ¡No hay hombres! y el temor de acercarse el precipicio de los 35, incluso los 40 retumba cada vez más fuerte en sus cabezas. Las más serenas no pierden la calma, y su estrategia es agotar todas las posibilidades, se cubren de prendas sexys, se inscriben en el gimnasio, asisten a reuniones siempre que pueden y no descartan escuchar con interes alguna propuesta convincente que evaluar.

Las que han tirado la toalla, pienzan en adopción y criar solas a un niño, algunas más radicales en la inseminación artificial y la que aún piensa en la fórmula clásica aceptará al que menos se lo espera, al que no encaja para nada dentro de lo que siempre aspiró como esposo y padre de sus hijos. De ahi que resultan tomadas de la mano, de un petizo, de un feo, de un machista, de un chiquillo, de un vejete separado, de su amigo de la infancia, de un panzón cuarenton o de un guapo calabaza. Ellos llegarán como salvavidas ante el título de solteronas y ellas defenderán su elección.

Ahora que todo se pienza con cabeza fria y que nadie cree en cuentos de hadas, ahora que la duda y el miedo al fracaso es una constante, sólo puedo decir y pedir que nos se pierda la fe. Que el amor bello, fresco y desinteresado que se vivió en la adolecencia y en los veinte, se encuentra detrás de nuestras barreras de nuestros miedos. Aún se puede bajar la guardia, confiar y con los ojos cerrados dejarnos llevar. ¿Qué es lo peor que nos podría pasar?

Fasalá

domingo, julio 24, 2011

Lo que pienso de mi


Pesado, antipático, amargo, serio. Soy un dolor de cabeza, incluso para mi mismo.
No ha sido fácil saber que soy difícil.

Las personas que no me conocen, dicen que soy buena onda, y alguién a quién guardar rencor, mirarlo de lejos o agarrarlo con pinzas.

Los que si me conocen, los que han logrado pasar por el túnel de mi estúpidez y amor, podran decir, estoy seguro, que soy una persona transparente, confiable y que en ocaciones intento mantener la calma.

Solitario por vocación y amante de los deportes individuales, resulta incompatible que sea muy sociable y abierto a conocer a muchas personas, siempre y cuando esté seguro que no traspazarán mi barrera y mejor aún, si no intentan hacerme parte se su círculo social frecuente.

La mejor definición de mi persona me la dijeron hace unos años.
"Una mierda envuelta en papel de regalo" y es verdad. No creo en la amistad y no tengo amigos. A lo mucho considero a muy pocas personas.

Mi familia es nuclear, mis padres, mis hermanos, mi hija y los hijos de mis hermanos y hermanas. Nadie más, la familia política no existe para mi, como tampoco existe la mínima intención de ser cortes y educado con éstas personas que para mi son extraños.

No tolero la mediocridad y las cosas a medias, valoro el esfuerzo y la exigencia. Sonrío con facilidad y pongo el parche al insolente, al que me quiere tomar por tonto. No se maquillar mis opiniones y ofendo sin quererlo, y a veces al propósito. Soy un sinvergüenza y atrevido, tiemblo si estoy enamorado y me confundo con los vueltos.

Detesto a la mujer convenida y a la sapa que quiere todo en bandeja, a los religiosos que tocan a mi puerta y a los borrachos que se orinan en la calle. A los empleados bancarios y de entidades públicas, a los profesores con más de 5 años de experiencia sin vocación docente, detesto a los jefes y a sus secretarias con aires de poder.

Maltrato al mediocre y me enfrento al que me mira sobre el hombro, me burlo del snob y los pitucos misios, de los poseros y los rebeldes sin causa. Pongo en tela de juicio al talento inflado y no respeto a nadie que no se lo merezca. Sin embargo no soy un anarquista.

Comentarios a favor y en contra me tienen sin cuidado. Soy lo que soy.

Fasalá

miércoles, mayo 04, 2011

Que sí, Que no, Que sí, Que no

imagen tomada de ing jorge en flickr.

No estoy confundido, pero creo que otros si y otros tantos no. Se viene una vez más la incertidumbre por un voto, un fucking voto que podrá cambiar la historia del Perú. Para bien o para mal, aún nadie lo sabe.

¿Pero qué es lo que sabes de "los 2 mejor es nada" que ahora se disputan la presidencia de mi país?... pues vean las noticias y hartense de la sarta de entrevistas, supocisiones y encuestas, de los insoportables medios de comunicación, de sus aburridos conductores de tv, de la letanía de Raúl Vargas y los agudos columnistas de diarios, de las conversas de los taxistas, del público de a pie, de las discuciones alteradas en los bares, hartense, hartense y hartense de todo hasta que no quieran saber nada más que estar sólos, con su conciencia en blanco y esa claridad que se ha vuelto como pulmón de fumador, viciado, lleno de smoke político.

Al diablo con la "O", al diablo con la "K", ¿el mal menor? me dicen los simplones, no comprendo la incapacidad para tener un voto consciente, firme que les permita dormir tranquilos, que los aleje del remordimiento de haber hecho una mala elección como lo padece Venezuela, Bolivia, Nicaragua, etc.

Haber pues mis queridos que sí, que no, que sí, que no. Pronto escucharé sus comentarios.

Hablamos!!!

Fasala

martes, febrero 01, 2011

Crónica de Año Nuevo

Empecé con el abrazo de año nuevo a mi Papá, mi Mamá y a mi hermana, mientras el olor a pólvora se esparcía por la casa y el estruendo de los fuegos artificiales hacían ladrar de horror a Chica, mi perra, que aparentemente se libró del cáncer luego de su operación.

Tímidamente y con algo de sueño atinamos a encender unas luces de Bengala, haciendo un remedo y burla de la algarabía que se vivía en las calles, cada uno tomó sus luces y empezamos a girar en círculos en el jardín posterior de la casa, riéndonos de las tonterias que hacíamos. Duró, lo que duran las luces, éstas se consumieron rápidamente. Me doy cuenta son más pequeñas que las que solía usar cuando era un niño.

Sin nada más que decir, ni que celebrar, los cuatro gatos nos fuimos a dormir o eso fue lo que pretendimos hacer. La calle, mi calle, se convirtió en una pista de baile, los vecinos cerraron afortunadamente, a partir de tres casas lejos de la mía, decoraron con serpentinas y globos amarillos, colocaron potente sonido estereofónico, tuvieron animador de fiestas al estilo chicha y muchas ganas de joder, como se jode en año nuevo. Sin más resignación, cerramos las ventanas, mis padres se refugiaron en la habitación del fondo de la casa, se colocaron algodones en los oidos y protectores auditivos, para amenguar la bulla. Es más, Chica durmió en la habitación junto con ellos para sentirse más segura.

Había planeado correr el primer día de Enero y me levanté a las 6.15 a.m. para sacar a mi perra al parque antes de salir. Con la bulla de los parlantes al tope y un sol radiante que me cegaba abrí la puerta de la calle y en la vereda de enfrente yacían mis vecinos que de inmediato abrieron los brazos con botella en mano. Con mucho entusiasmo me llaman para hacer el brindis del primer día del año y me excuso diciéndoles que al volver del parque con mi perra estaré con ellos.

De regreso, insisten en llamarme, guardo a mi perra y pienso en lo incómodo que será el negarme a aceptar un vaso de cerveza. Mi plan es correr, y la noche anterior cené algo liviano para estar ligero en mi trote hacia Huanchaco. Ya son casi las 6.40 a.m. y estoy con el tiempo justo para empezar a correr, abro la puerta, una vez más el sol me ciega y cruzo la vereda, pues no deseo hacerles un desplante. Los saludo efusivamente e intento explicarles que no les puedo aceptar la cerveza porque tengo que correr, entre insistencias y excusas mias, prima la razón de uno de ellos y siento que me libera del grupo, no sin antes decir que a mi regreso estarán allí frente a mi puerta esperandome para tomar.

Las calles aún se muestran vacías, algunos taxis pasan con las primeras resacas de año nuevo. Me bajo del micro en la esquina de Pablo Casals y Av. Mansiche y empiezo a trotar. Conforme avanzo encuentro botellas rotas por la pista, grupos de borrachines en las puertas de las casas, gente que se quiere liar a golpes con otros.

Ésto es lo que más gozo del primer día del año, ver cómo la gente ha perdido los papeles y lucen caras destempladas por tanto alcohol, cómo buscan los sobrevivientes la manera de llegar a casa, cómo los policías detienen a cuánto auto particular que retorna de Huanchaco, con ganas de multar o de coimear la inconciencia del conductor.

Sigo corriendo, concentrado en mi respiración y en los autos que vienen, pensando en el año que acabo y lo que deseo lograr en éste. La mañana está fresca y el cielo despejado, espero llegar antes de las 8 a.m. y volver antes que es sol sancoche mi cabeza. Sigo corriendo y conforme avanzo algunos me gritan, me insultan, se burlan o me ofrecen un trago. No toleran que uno haga deporte tan temprano, el primer día del año. Cuál es el problema, ellos y yo hemos amanecido.

Sigo corriendo y la señal de RPP se pierden en el camino, no se cuánto tiempo a pasado desde que empecé a correr, estoy cruzando el ovalo y veo que la policía a detenido una camioneta llena de cerveza conducida por unos jóvenes, de seguro para la venta durante la juerga huanchaquera.

Ya que la radio no funciona coloco música en el mp3, estoy cerca del peaje y una comitiva de policías de tránsito, en su mayoría mujeres, detienen autos y camionetas, la fila es larga y me abro paso entre ellos, transpirando, sintiendo que voy a buen ritmo y que hoy haré una gran distancia. Más adelante escucho que me hablan desde un auto y es un chiquillo que, junto a varias chicas, todas mal y de ropa lijera, me pregunta si la tombería esta en el peaje - le digo que si - Me agradece y dando vuelta en "U" se pierde por la pista que sube a las Lomas de Huanchaco. Pienso en lo bueno que fue no aceptar alcohol, porque a éstas alturas ya siento ganas de ir al baño.

Sigo corriendo y el baño junto a Da Beach House está abierto. El toldo negro fuera del lugar invade parte de la placita y mucha gente camina recobrando el sentido. Las carpas multicolores decoran la playa, las calles son ahora un paseo peatonal, los autos y micros avanzan a paso de tortuga. La gente está por todos lados y por donde no debería estar. Subo a la vereda y de la vereda bajo a la pista una y otra vez, zigzagueando para poder pasar entre ellos. El cuello de botella se agudiza frente a El Kero y a lo lejos escucho "Fasaaaa" giro la cabeza y no puedo ubicar de donde me llaman.

Sigo corriendo, al tiempo que saludo a Neiser palmeandole por la espalda sin detenerme, la pista está próxima a terminar y doy media vuelta en el límite donde empizan los totorales y el asfalto termina. Siento que ahora el viento viene en mi contra y estoy a la mitad de mi recorrido mientras observo que debo sortear una vez más la muchedumbre, los autos, la bulla, calculo que son algo más de las 8 a.m. y los restaurantes empalman la venta de cerveza con desayunos, caldos, ceviches y comida criolla. Hay que aprovechar el primer día del año.

Poco a poco el tránsito se pone peor, familias enteras empiezan a llegar a la tugurizada playa, llegan en micros, llegan en combis, llegan en taxis, pero llegan a disfrutar de su primer día del año en la playa. Sigo corriendo, vuelvo a estar cerca a El Kero y ahora sí me salen al paso, son Rasmus y compañía, que me detienen e insisten en que tome unas cervezas con ellos, una vez más explico que debo seguir hasta Trujillo y a lo mucho y con la sed que llevo encima termino por aceptar un vaso bien lleno y muy refrescante. Sin más preámbulos y con el saludo de año nuevo sigo mi camino.

A la altura del peaje es demasiado el tránsito que viene desde Trujillo, la mañana empieza a calentar y el viento me ofrece resistencia a cada zancada que doy, el camino se torna empinado, siento que mi cuerpo está siendo castigado, las articulaciones de las rodillas parecen palancas, la tensión en mis músculos son cada vez más intensos y empiezo a dudar... Cuándo fue la última vez que corrí una distancia tan larga. Hace más de 10 meses y durante el año pasado no he corrido mucho, salvo el primer día de enero de 2010.

Sigo corriendo y la tecnología climacool de mi camiseta no sirve para nada, el sol me esta sancochando la cabeza y mi cuerpo está muy caliente. Tengo los labios resecos, mi saliva se torna viscosa y el viento me sigue empujando. He pasado el colegio militar Ramón Castilla y estoy convencido que llegaré más lejos que el año pasado.

Me saco el polo para poder respirar por todos mis poros e irónicamente ahora transpiro frio. Mis piernas están cansadas, pero mi respiración y yo podemos seguir. Y sigo un poco más, ahora el viento es frio y me obliga colocarme otra vez la camiseta. Sigo corriendo, hasta asegurarme que ya he pasado la distancia del año anterior y hasta cuando realmente siento que mis piernas se pueden lesionar.

Estoy cerca a Chan Chan, y empiezo a caminar, respirando hondo, pensando en que lo logré, cumplí con mi primer reto de año nuevo, los 21 km. Con las piernas adoloridas y el triunfo en mis manos veo que se acerca la H Corazón que me llevará a casa.

Fasala

miércoles, octubre 13, 2010

Comunicación Visual

Corría el año de agosto de 2006 y la iniciativa de Jorge, mi hermano, se hacía realidad. Se alquiló un espacio dentro de una librería en frente de UPN que ya no existe y se recurrió a las siguientes gráficas.

   





 Fasala